Un árbol para crear un lugar emblemático

Este proyecto responde a la necesidad de un ayuntamiento de plantar un amplio alcorque esquinero entre una calle y un parking. Decidimos escoger un árbol de gran porte que se convirtiera en el lugar de encuentro de la zona, destacando por su tamaño y atractivo visual. Con esta idea de crear un espacio utilizable por la ciudadanía colocamos un banco que integra el parterre con la acera, invitando a los transeúntes a entrar al espacio vacío en el gran alcorque, algo que normalmente se busca evitar.

La especie de árbol ejemplar escogida es el Liquidambar styraciflua, un árbol que cuenta con un color verde intenso en primavera y verano. En otoño es cuando coge protagonismo con colores naranjas y rojos antes de perder las hojas. Al ser un árbol de hoja caduca, protege la zona del sol fuerte durante el verano y en invierno deja que el sol pase a través de sus ramas y llegue a quien esté sentado en el banco y a las plantas que tiene a los pies. 

Al Liquidambar styraciflua lo acompaña una plantación de Agapanthus africanus que dan grandes bolas de flores en verano y se mantienen verdes todo el año en climas templados como es el caso. Estas plantas se benefician de la protección contra el sol de mediodía en verano que les ofrece el árbol y el sol que les llega en invierno cuando se le caen las hojas.

El suelo del alcorque que no está ocupado por plantas, está cubierto de restos de poda. Este material al ser pisado por los usuarios que se sienten en el banco puede recordar a un paseo por el bosque. Además, poco a poco se va incorporando al suelo como materia orgánica disponible para las plantas mejorando mucho su calidad, algo que no pasa en la mayoría de alcorques.

En definitiva, se creó un espacio no solo centrado en la parte estética, sino que se convirtiera en un espacio más para el disfrute de los ciudadanos.