Lo primero que debemos aclarar es que las plantas acuáticas no son solo aquellas que viven completamente sumergidas en el agua, si no que nos encontramos con distintos tipos según el lugar en el que viven en relación al agua:

• Sumergidas: estas son las que tienen una relación más profunda con el agua ya que viven totalmente sumergidas en ella con las raíces amarradas al fondo o en macetas como ocurre en estanques y balsas artificiales.
• Flotantes: son las plantas que también cuentan con raíces amarradas al fondo o en macetas pero en vez de desarrollarse en su totalidad bajo el agua, cuentan con largos tallos y peciolos que hacen que las hojas y las flores se desarrollen flotando sobre el agua.
• Suspendidas: estas al igual que las flotantes cuentan con sus hojas y flores flotando en el agua pero a diferencia de ellas sus raíces no están ancladas al fondo, estas plantas viven suspendidas en el agua. Van flotando por la superficie y pueden formar masas que “viajan” juntas y pueden quedar atascadas en rocas, troncos u otras plantas.
• Emergentes: las plantas emergentes van un paso más fuera del agua que las flotantes, cuentan con las raíces ancladas al fondo y van desarrollándose hasta que llega un punto en el que salen del agua y van creciendo en el exterior sin limitarse a flotar sobre la superficie.
• Palustres: son las plantas que crecen fuera del agua pero con las raíces ancladas en zonas muy húmedas que se podría decir que están inundadas, crecen en el lodo. 
• De ribera: estas plantas ya no crecen en contacto permanente con el agua pero viven en zonas muy próximas y sus raíces se aprovechan de la humedad que les aporta estar tan cerca del agua.